Una víctima más de la situación mundial

 Este blog posiblemente sea el más corto de todos hasta este momento, se tratará de un tema breve que va de la mano con la situación mundial vivida hasta este fecha, incluso título tal vez les extrañe un poco, no los culpo, pero a continuación aclararé sus dudas.

Ustedes preguntarán: "¿Víctima de la situación?" Sí, estuve enfermo de ese nefasto virus difundido por todo el globo terráqueo, por esa razón y otras más me ausenté prolongadamente de mi proyecto personal en construcción. Resulta que a finales del mes de febrero de este 2021 me contagié por ironías de la vida, siempre seguí con las medidas sanitarias (principalmente el uso de cubrebocas), fui demasiado quisquilloso a tal grado de evitar salir a la calle más que a lo indispensable, socialicé lo menos posible (fui más asocial de lo que soy normalmente); sin embargo esto no fue suficiente para evitar el desastre, en mi casa se encuentran un trabajador de la construcción junto con su ayudante haciendo remodelaciones y lamentablemente el segundo venía contagiado. El último día que vino fue un sábado, mientras realizaba unos detalles en los muros mostraba síntomas de fiebre y agotamiento (sin sospechar que se trataba del virus), pero con todo y ello continuó con su labor para después marcharse al filo de las dos de la tarde.

El fin de semana transcurrió con normalidad hasta llegar el lunes, el ayudante se presentó en la casa para justificar su enfermedad con recetas médicas y comentarnos que descansaría por dos semanas, el trabajador de la construcción estuvo de acuerdo continuando él solo con la remodelación; no obstante, cuatro días después, para ser más exactos el viernes, comenzó a tener problemas de respiración junto con una tos continua, me dijo que se sentía mal y se iría temprano para ver al médico, le respondí que sí y se marchó un poco antes de las cuatro de la tarde; por otra parte, ese mismo día comencé con un leve dolor de garganta, asumiendo que se trataba de un resfriado común decidí tomar un par de pastillas para aliviar los síntomas, no le tomé mucha importancia y seguí con mis actividades cotidianas hasta que llegó nuevamente el lunes, ese día mi madre no fue a trabajar para acudir a comprar un material en conocida tienda de artículos para el hogar y ferretería, recorrimos tranquilamente los pasillos, comparábamos precios, pero yo comencé a manifestar otro síntoma del virus: la pérdida del gusto y el olfato. Durante ese lunes percibía en mi nariz un fuerte aroma a vinagre mezclado con basura de una semana, eso me puso en estado de alerta porque cuando me resfrío lo máximo que puede sucederme es tener congestión nasal, no comenté nada a mi madre hasta estar completamente seguro de tratarse del virus, por lo que decidí acudir al médico al día siguiente, en esos momentos tanto el dolor de garganta como el olor a vinagre se hacía cada vez más fuerte inició un dolor en la parte izquierda de mi cabeza, parecía que en un punto específico de ésta la presionaban con fuerza, entré al consultorio, describí lo más preciso posible mis síntomas a la doctora, revisó mi garganta y su diagnóstico inicial fue una faringitis, me recetó medicamentos para contrarrestar los síntomas antes mencionados y me recomendó hacerme la prueba de detección del virus para descartarlo en caso de resultar negativa.

Al día siguiente, que fue un miércoles, acudí temprano a otro consultorio para realizarme la prueba de detección del virus (en el anterior no realizan pruebas), entré a la farmacia para pagar, el médico me dio la autorización de entrar al consultorio, entré, me indicó que para la realizar esta prueba debía levantar el rostro para insertar un hisopo en mi cavidad nasal y así poder tomar la muestra, levanté mi rostro todo lo que pude, el médico insertó el hisopo hasta el fondo de mi cavidad nasal, la rascó un par de segundos para tomar la muestra y lo sacó; sinceramente, fue una sensación desagradable que no olvidaré, fue similar a cuando entra agua por la nariz al nadar en una piscina o en el mar. Quince minutos después a la toma de la muestra el médico me entregó los resultados de la prueba, siendo positivos, mis ánimos disminuyeron más porque me estaban confirmando algo que presentía desde hace varios días, me dirigí al primer consultorio para confirmarle a la doctora que había contraído el virus, ella me recetó suplementos alimenticios para fortalecer el sistema inmunológico y estar dos semanas en cuarentena, cosa que hice, no salí a la calle para absolutamente nada; mi madre (quien al comentarle vía telefónica sobre el virus obviamente se preocupó, expresándolo como mejor sabe hacerlo, de manera explosiva), me traía todo lo necesario para respetar la cuarentena, la obligué a usar todo el tiempo el cubrebocas cuando se acercara a mí, a tomar vitaminas para fortalecer sus defensas, e incluso a comer separados los días que se encuentra en casa, todo lo necesario para evitar más contagios.

¿Mi madre se contagió? Afortunadamente no. Es algo que me impresiona de ella, durante toda mi vida la he visto enfermarse de las vías respiratorias si acaso un par de veces, nunca ha tenido gripes fuertes como las mías, ni fiebre, congestión nasal, cuerpo cortado, nada; en definitiva, como ella dice, no tiene tiempo para enfermarse, siempre mantiene la mente y el cuerpo ocupados en alguna actividad, como lo es su trabajo y las labores del hogar.

Mi convalecencia fue tranquila, como el trabajador de la construcción y su ayudante dejaron de venir a raíz que se enfermaron yo pude descansar bastante bien para recuperarme, me despertaba tarde; incluso llegué a prepararme un jugo cuya receta copié de un lugar al que pedía dicha bebida cuando trabajé en el sector público (tema para otro blog), contenía naranja, limón, guayaba y jengibre (posiblemente tenía otro ingrediente más que no recuerdo), también realicé vaporizaciones con eucalipto para descongestionar los pulmones y recuperar el olfato, que por cierto, hablando de ello, ese aroma pútrido a vinagre lo dejé de percibir una semana y media después de su aparición, me quedé completamente sin olfato y sin gusto, la comida me sabía a cartón remojado y no percibía ningún tipo de aroma, tan es así que si en ese momento se encontrara una fuga de gas la hubiera pasado desapercibida, pero afortunadamente hace casi un mes transcurrido a la fecha que me encuentro escribiendo esto pude volver a saborear la comida y oler los aromas de mis lociones favoritas, lo único que me queda del virus es un ligero agotamiento al realizar mis actividades y una especie de congestión en el pecho, pero nada que me impida levantarme con la frente en alto y continuar con mi vida.

Por el lado de los trabajadores de la construcción ellos también han superado al virus, se encuentran mejor de salud y han reanudado sus labores de remodelación en mi casa, que por cierto está quedando muy bien.

Bueno, espero haya sido de su agrado este blog a pesar de ser muy corto, no quería dejar atrás mi experiencia personal con este virus que se ha cobrado ya millones de víctimas alrededor del mundo, dejándolo para la posteridad en este sitio web e invitando a todos mis lectores que, sin importar el país donde vivan, continúen con las medidas preventivas: usen cubrebocas, laven sus manos después de haber salido a la calle, usen gel antibacterial, eviten las reuniones masivas, entre otras indicaciones que muchos conocen de sobra y deberían acatar para terminar por fin con este desafortunado suceso.

No dejen de apoyarme a hacer crecer esta comunidad para seguir compartiendo nuevo contenido. Nuevamente gracias por seguir conmigo en este espacio.

Saludos del poeta solitario en el tiempo

Rugal Bunbury 



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